Filosofía y educación cristina: algunas reflexiones bíblico cristianas

Philosophy and Christian education: some biblical Christian reflections

 Filosofia e educação cristã: algumas reflexões bíblicas cristãs

 


Keren Olinda Calderón Valdivia

keren.calderon@upeu.edu.pe

https://orcid.org/0000-0002-1555-2882

Universidad Peruana Unión

Veronica Hamileth Infantes Ruiz veronicainfantes@upeu.edu.pe

https://orcid.org/0000-0003-4132-336X

Universidad Peruana Unión

 

 

Recibido: 24 de junio de 2021

Aceptado: 28 de diciembre 2021

 

Resumen

En este artículo se ha abordado la filosofía y la educación cristiana, con el objetivo de construir algunas reflexiones bíblico cristianas, las cuales serán compartidas con los docentes y los estudiantes, cuya filiación sea cristiana particularmente. Para construir estas reflexiones se ha realizado un análisis exhaustivo y hermenéutico, sobre algunas referencias bíblicas y filosóficas, en el contexto de la educación cristiana, cuyos tiempos y espacios son muy complicados, por los influjos de las demás filosofías, contrarias a la cosmovisión bíblico cristina, generando algunos trastornos en la enseñanza de los docentes, cuya filiación es cristiana. En este sentido, se concluye que la educación bíblico cristina tiene su base sobre los principios bíblicos, cuyo maestro de maestros es Jesús: modelo, ejemplo, paradigma y redentor. 

Palabras clave: Filosofía, educación cristiana, Jesús, maestro.

 

Abstract

Christian philosophy in education is important because it presents God as the center of everything. Christian philosophy differs from other educational philosophies in the non-. In this article, philosophy and Christian education have been approached, with the aim of constructing some biblical Christian reflections, which will be shared with teachers and students, whose affiliation is particularly Christian. To construct these reflections, an exhaustive and hermeneutical analysis has been carried out on some biblical and philosophical references, in the context of Christian education, whose times and spaces are very complicated, due to the influences of other philosophies, contrary to the biblical Christian worldview, generating some disorders in the teaching of teachers, whose affiliation is Christian. In this sense, it is concluded that Christian biblical education is based on biblical principles, whose teacher of teachers is Jesus: model, example, paradigm and redeemer.

Keywords: Philosophy, Christian education, Jesus, teacher.

 

Resumo

Neste artigo, abordou-se a filosofia e a educação cristã, com o objetivo de construir algumas reflexões bíblicas cristãs, que serão compartilhadas com professores e alunos, cuja filiação é particularmente cristã. Para construir essas reflexões, foi realizada uma análise exaustiva e hermenêutica sobre algumas referências bíblicas e filosóficas, no contexto da educação cristã, cujos tempos e espaços são muito complicados, devido às influências de outras filosofias, contrárias à cosmovisão bíblica cristã, gerando algumas desordens no ensino de professores, cuja afiliação é cristã. Nesse sentido, conclui-se que a educação bíblica cristã se fundamenta em princípios bíblicos, cujo professor de professores é Jesus: modelo, exemplo, paradigma e redentor.

Palavras-chave: Filosofia, educação cristã, Jesus, professor.

Introducción

A pesar de la polémicas educativas, culturales, filosóficas, políticas, la educación siempre ha desarrollado un papel muy importante, para el hombre, la sociedad, las naciones y el Estado, por sus protagonistas, enfoques, objetivos y proyecciones; se constituido en una empresa facilitadora de distintas habilidades y aprendizajes.

 White (2012), en este sentido, aparece en el escenario mundial, con una perspectiva diferente, muy ponderada, inspiradora e inalcanzable, por su cosmovisión y aliento cristiano; su enfoque, su filosofía y su cosmovisión sobre la educación son muy singulares, reveladores; para ella, la educación no es, sino el desarrollo armonioso de un con junto de facultades; por ejemplo, físicas, mentales, sociales y espirituales. La educación verdadera prepara al estudiante con un propósito elevado: la experiencia del gozo de servir en esta tierra, sin perder de vista y la visión del gozo superior, generado por el servicio más grande en el mundo venidero.

La filosofía bíblico cristiana tiene una base: la Biblia, la Palabra de Dios, entendiendo plenamente que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo: 16 y 17). La educación bíblico cristina tiene un ejemplo, un paradigma y máximo representante: Dios, creador, perdonador, redentor.

En este contexto, el principal objetivo trascendental de dicha educación es restaurar al hombre; significa ir más allá de la entrega de un listado de materias, contenidos, metodologías, materiales, medios; significa la restauración del cuerpo, la mente, la dimensión social y espiritual (de adoración a Dios), de acuerdo con el propósito divino de su creación (White, 2012).

La filosofía desde la perspectiva cristiana

La palabra filosofía proviene del vocablo griego: filos que significa amar y sofía que significa sabiduría; por lo tanto, significa amor a la sabiduría. Esta denominación apareció por el siglo VI a.C, con la finalidad de reemplazar las explicaciones míticas a explicaciones racionales (Castillo, 2013). En este sentido, la filosofía se ha constituido en  una visión integrada y personal, cuyo propósito es orientar la conducta y los pensamientos de la persona (Cadwallader, 2006).

La filosofía de la educación es la disciplina, cuyo propósito es la reflexión sobre el hecho educativo, realizada por los protagonistas exclusivos: docente y estudiante, subrayando las experiencias y las prácticas pedagógicas y didácticas. Además, describe y limita el campo de investigación y de enseñanza académica, cuyo límite refiere las actividades de un pequeño grupo, constituido por profesionales quienes trabajan en un área específica (Oscar, 2005).

La filosofía tiene una ligazón con las reglas básicas de la vida: realidad, verdad y valores. No deja al margen las creencias sobre ciertos temas, las cuales determinan la actuación de una persona durante el proceso de su vida. En este sentido, es muy importante la postura filosófica de las personas y de las instituciones (Knight, 2012)

Desde la perspectiva bíblico cristiana, la educación es Cristo céntrica, quienes la profesan creen en la dirección del Espíritu Santo, también en el carácter y los singulares propósitos de Dios, revelados en la Biblia, Jesús y los escritos de White, cuyo común denominador es el objetivo redentor de la educación: “restaurar al ser humanos a la imagen de su creador”. Los motivos, los pensamientos y el comportamiento humano están sometidos a la voluntad y el ideal de Dios. La educación es el medio para la restauración, busca y fomenta el trabajo con el hogar, la escuela y la iglesia, en forma cooperativa, para beneficio de la ciudadanía; busca el desarrollo de una vida de fe en Dios; además, cultiva el respeto a la dignidad de los hombres, construyendo y renovando los caracteres que sean semejantes al Creador; inclusive promueve el servicio, cuyo motor sea el amor, sin dejar al margen lo bueno y lo bello (Adventista, s. f.)

La filosofía es buena, si no guarda conflicto con las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, quedando al margen de las especulaciones, cuyos actores sean sus propios pensamientos y sus enseñanzas, alejado de la filosofía de la Biblia. Los jóvenes, por su inmadurez mental, son susceptibles y sensibles ante la falsa filosofía; por lo tanto, los maestros y los padres deberían protegérselos, mediante la educación y la filosofía que armonizan con la Biblia (Cadwallader, 2006)

La Biblia también presenta declaraciones muy valiosas al respecto: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Colosenses 2: 8 - Version: Reina Valera 1960, s. f.).

La axiología y la educación

Los valores cristianos se desarrollan desde la perspectiva bíblica. La estética y ética cristina tiene su base en la Biblia. La axiología bíblica deriva de la revelación del carácter y los valores de Dios. Quienes no son cristianos creen que las condiciones actuales de los hombres y de la vida son normales; sin embargo, la Biblia muestra que el pecado ha alterado la naturaleza de los seres humanos.

La estética cristiana es muy vital; significa la relación entre lo hermoso y lo feo, en las formas de arte. Pablo afirmó en 2 Cor. 3:18: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor". La estética influye sobre la ética. Por ejemplo, todo lo que leemos, vemos, escuchamos y tocamos presenta un efecto estético sobre la vida. La estética se constituye en el centro mismo de la vida cristiana  (Knight, 2012).

Principios de la filosofía en la educación cristina

Dios es el creador y sustentador del universo

La biblia revela la presencia de Dios, desde misma creación, cuyo registro se encuentra en Génesis 1:1: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra." En realidad, Dios creó todas las cosas; él hizo los cielos y la tierra, todos los animales de la tierra y el mar; su creación más grande y significante fue el hombre, hecho a la imagen y la semejanza de Dios, a la luz de Génesis 1:24: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Estuvieron presentes, en esta maravillosa creación, las tres personas de la deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, según Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Dios, en la condición de creador, mostró su preocupación por su creación: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26).

Itinerario de la educación cristiana

La escuela del Edén

En el principio, Dios desarrolló el programa de la educación, en un ambiente especial, singular, en un salón construido al aire libre, en medio de la naturaleza. La educación se inició en la escuela del Edén, donde Dios mostró su amor e interés, cuyos destinatarios fueron sus hijos, para quienes él mismo fue el maestro. Sus alumnos fueron Adán y Eva, con quienes caminó el maestro, dejando oír su voz y mantener una comunión viva, permanente, feliz, placentera, oportuna. “El jardín del Edén era el aula, la naturaleza el libro de texto, el Creador mismo era el maestro, y los padres de la familia humana los alumnos” (White, 2012).

El plan de estudios tenía un contenido: la creación de Dios, la educación en valores, las destrezas para la vida, la naturaleza animal, la ecología, los ecosistemas, el ámbito social, las leyes y los decretos de Dios. Los alumnos eran instruidos en higiene, salud, alimentación y vestuario. Aprendían habilidades prácticas, realizaban las actividades de aprendizaje: la música, la adoración y la alabanza (Taylor, 2016).

El huerto del Edén, según White (2012), era la representación, la simbología de lo que Dios quería que la tierra llegase a ser, cuyo propósito era que, en la medida de que la familia humana aumentara su número, se estableciesen otros hogares y escuelas semejantes a los que Dios había constituido.

 

 

La educación de Israel

Los israelitas fueron recuperados de la tierra de Egipto; muy pocas personas quedaron preparadas para ejercer su colaboración con Dios, su creador, en la formación y educación de sus hijos e hijas, quienes conformaban la generación presente. En realidad, los mismos padres del momento requerían la educación y la disciplina de Dios. Los hombres, las mujeres y los niños habían sido esclavos, eran iletrados, también profanos y degradados. Tenían reducido conocimiento de Dios y muy poca fe en él. “Dios deseaba ascenderlos a un nivel moral más alto, y con este objetivo trató de enseñarles el conocimiento de sí mismo”(White, 2012).

Taylor (2016) menciona que esta escuela tenía una base: la comunidad. Parte de la instrucción se realizaba en el hogar. También el Santuario era otro escenario principal; especialmente durante las fiestas religiosas, donde padres, sacerdotes y levitas ofrecían enseñanzas singulares, muy significativas.

Los maestros en la escuela de Canaán eran los padres, sacerdotes y jueces, quienes siempre interiorizaban la Palabra de Dios en las mentes y los corazones de las personas, cuyo propósito era demostrar su fidelidad; se buscaba tener y conservar un estilo de vida saludable. “El conocimiento de Dios, la comunión con él en el estudio y el trabajo, la semejanza a él en carácter, habían de ser la fuente, el medio y el blanco de la educación de Israel; educación impartida por Dios a los padres, y que ellos debían transmitir a sus hijos” (White, 2012).

La escuela de los profetas

Con el devenir del tiempo, los padres y las madres israelitas descuidaron su obligación con Dios y con sus hijos. Muchos jóvenes hebreos experimentaron la influencia de las costumbres idólatras, del mundo social exterior a los israelitas.

Para contrapesar este creciente mal, Dios ofertó otros medios, los cuales ayudarían a los padres para que realizaran la educación bíblico cristiana. Desde aquellos tiempos lejanos, los profetas eran los maestros divinamente designados, llamados y seleccionados para ejercer la instrucción del pueblo, siguiendo los modelos de las obras y los caminos del Creador. En este itinerario de la educación bíblico cristiana, Samuel fundó, de acuerdo con la voluntad y la orientación del Señor, las escuelas de los profetas (White, 2012).

Uno de los indicadores primordiales, diferenciadores de estas escuelas, era la constitución de hábitos devocionales y espirituales: la piedra angular para la formación de los estudiantes, en sus dimensiones: espiritual, académica y misionera. Otra característica es la atención personalizada de los maestros, ofrecida para los estudiantes. Los maestros vivían con los estudiantes, orando juntos, trabajando unidos y resolviendo la diversidad de problemas, encontrados en el entorno y en la comunidad de los estudiantes. La base de los procedimientos, las labores y las metas, en el ámbito de aquellas escuelas, era el factor religioso y espiritual (Quinteros del Águila, 2019). Al respecto, White, (2012) menciona que la experiencia de Israel, el pueblo de Dios, ha sido registrada para el aprendizaje y el éxito de la educación de los hijos de Dios, quienes dependen de la fidelidad del plan del Creador.

Jesús, el único maestro de los maestros

Jesús no asistió a ninguna escuela rabínica de entonces. Enseñaba en el templo, la gente siempre quedó maravillada y no podía evadir de esta preguntaba: ¿De dónde tiene tanto discernimiento sin haber estudiado? Jesús no recibió estudio alguno en aquellas escuelas; sin embargo, Jesús revelaba que estaba muy bien instruido. Si no asistió a ninguna escuela, entonces ¿cómo aprendió? Se sabe que sus padres fueron sus únicos maestros, quienes cumplían las obligaciones civiles y religiosas y otorgaban un ambiente completamente seguro para Jesús.

El programa de estudios promovía el desarrollo pleno de la persona. Jesús, por ejemplo, desarrolló habilidades manuales, las aprendió de su padre José. Durante su ministerio, Jesús reveló aguda observación sobre el mundo natural, también su plena comprensión de las Sagradas Escrituras. Sus enseñanzas mostraron las evidencias de la grandeza de su estudio perceptivo sobre las personas y los sucesos de la vida diaria.

Jesús demostró que tenía y había desarrollado una educación precoz, la cual preparó completamente para su ministerio. El ministerio de Jesús se desarrolló con la mayor claridad, de acuerdo con el plan divino de la educación. Mostró el carácter de Dios y los principios de su reino. Las características de Jesús fueron muy significativas para su éxito de maestro, cuyas cualidades son: aguda percepción, ternura y simpatía, y un espíritu de humildad. Jesús siempre constituía entornos llenos de alegría, conducía a sus alumnos para obtener el éxito, abordando las diferencias sociales y enfrentando con valor el mal (Taylor, 2016).

Cristo, en su enseñanza, utilizó diversas estrategias pedagógicas, método que fomentaba el pensamiento de alto nivel, y ayudó a que las personas comprendieran, recordaran y aplicaran mejor sus instrucciones. Dichas estrategias contenían ilustraciones, historias, noticias, y referencia a hechos históricos.

Jesús dejó huella en todas las personas que lo escucharon, todos quedaban sorprendidos. La Biblia menciona que cierto día, los principales sacerdotes, al ver la creciente popularidad de Jesús, enviaron a los guardias para arrestarlo. Sin embargo, al terminar el día, los guardias retornaron con las manos vacías. “¿Por qué no lo trajeron?” Preguntaron desesperados los sacerdotes. “¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre!” contestaron los guardias.

El maestro de los maestros, mediante de la Palabra de Dios, llegaba a profundidad de todos los corazones de los hombres. Jesús reveló la presencia de semejante Maestro, de semejante oportunidad, la educación divina, la necesidad de la educación fuera de él, la sabiduría de la sabiduría, la sinceridad de la verdad, la iluminación y la paz, la existencia de la vida. Jesús no se corre. He aquí, él invita aún: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba (…) El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (White, 2012).

Conclusiones

La filosofía de la educación cristiana nos muestra a Dios: el único Creador y el único educador. Los principios filosóficos de la educación bíblico cristina muestran el gran amor de Dios, para sus queridos hijos; esta filosofía revela por qué se creó la educación desde el inicio, desde la creación; en la actualidad, la filosofía de la educación enseña cómo el hombre debe volver hacia él y restaurar en el hombre la semejanza de su Creador. 

Con el devenir del tiempo, la educación bíblico cristiana revela el rol de los padres, respecto de la educación de sus hijos e hijas; los padres fueron los encargados de transmitir las diversas enseñanzas, cuyas bases se encuentran en el registro bíblico. Los hijos recibían en su propia “casa” las materias manuales y espirituales.

Los verdaderos maestros cimentan sus conocimientos, habilidades, destrezas y filosofía, sobre los principios de la Palabra de Dios: “la norma perfecta de la verdad”.  Jesús, el maestro de maestros, es el paradigma, el modelo, el mayor ejemplo, de todos los tiempos. Demostró el valor de los principios divinos, mediante la revelación de su poder divino para regenerar la especie humana. La educación, en este mundo, no es perfecta, porque se ha marginado de la cosmovisión bíblico cristina; sin embargo, los agentes buscan consignar la mayor amplitud y el propósito más elevado, cuyos estudiantes serán siempre preparados para esta vida y por la eternidad.

Referencias

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Quinteros del Águila, F. (2019). Las escuelas de los profetas. Apuntes Universitarios, 3(1), 105-115. https://doi.org/10.17162/au.v3i1.28

Taylor, J. W. (2016). «Las ecuelas de la Biblia: Aspectos del plan divino para la educación». Octubre-Diciembre.

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